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admin 09-11-2021 08:10 PM

En manos de mi vecino perverso
 
En manos de mi vecino perversoEsa tarde estaba sola en casa; Víctor de viaje, para variar?Sentada frente a mi computadora, con mis tetas al aire, estaba disfrutando de un recreo de sexo virtual.Mientras me acariciaba los pezones suavemente, en la pantalla veía una tremenda verga erecta y bien dura. La mano de ese tipo subía y bajaba masturbándose con la imagen que yo le estaba ofreciendo??Te estoy grabando? sabías??? Dijo la voz de ese hombre, algo deformada de manera metálica por algún tipo de programa. ?Por supuesto? y eso me calienta mucho?? Le contesté suavemente.?Te gusta mi verga??? Preguntó de repente el desconocido.?Sí, me encanta?? Respondí sin dudarlo.?Si estás tan caliente, quiero verte pajeándote? Dijo el tipo.Entonces acomodé la cámara para que él pudiera ver mi entrepierna y corrí mi tanga a un costado. Mis dedos lentamente comenzaron a acariciar mis labios vaginales, mientras seguramente él escuchaba mis suaves gemidos??Vas a ser mía? te voy a convertir en mi putita?? Dijo la voz metálica.?Sí, voy a dejar que me cojas? que me hagas de todo?? Suspiré.?Así me gusta, Anita?que seas tan puta?? Agregó la voz desconocida,Tardé un par de segundos en darme cuenta; había dicho mi nombre??Quién te dijo que me llamo así, si yo nunca te dije mi nombre??De pronto la voz sonó sin la deformación metálica.?Conozco tu nombre, tu edificio y hasta el número de tu puerta???Carlos?, sos vos?? Pregunté mientras corría la cámara para que él ya no pudiera ver mi cuerpo...El tipo también corrió la imagen y su cara apareció en el monitor. ?No me quites el placer de mirar esas tetas?? Dijo CarlosCasi al borde de la histeria, atiné a apagar la computadora.Pensé que estaba conversando con un perfecto desconocido lejano; pero entonces entendí que se trataba de mi vecino del mismo piso; Carlos. Un tipo soltero y bastante pintón, pero a la vez con fama de mujeriego. Víctor no se lo bancaba, pero existía una convivencia respetuosa y hasta pacífica entre ellos dos. A mi esposo no le gustaba la forma en que ese tipo me desnudaba con la mirada cada vez que nos cruzábamos?Cinco minutos después golpearon a mi puerta. Con mucho cuidado y en silencio miré al pasillo por la mirilla y comprobé mis temores. Era Carlos.?Vas a abrirme, Anita? Ya sé que estás ahí adentro?? Me amenazó.Me mantuve en silencio, aterrada y sin saber qué hacer. ?Tu marido sabe que estás pajeándote en cámara para otros hombres???Yo podría mostrarle alguno de tus videos?? Agregó Suavemente abrí la puerta y asomé mi cara por la rendija.?Es simplemente un juego; yo no engaño a mi esposo?? Le dije.?Ahora puedo hacer lo que quiera? vas a dejarme pasar, Anita??El hijo de puta sabía que era él quien manejaba la situación. Tuve que abrir la puerta completamente, me encontraba entregada, aunque con ganas de matar a ese turro?Carlos entró a mi casa; al pasar junto a mí me tomó de la nuca; me atrajo hacia él y me dio un beso rápido en los labios. Sorprendida, no tuve ni tiempo de reaccionar. ?Sos un verdadero un hijo de puta? Le espeté con bronca.?Vos sos la que hace cornudo a tu marido y el hijo de puta soy yo??Me dijo sonriendo y para colmo agregó:. ?Habría que contarle al pobre Víctor? total? se trata de un juego??Bajé la vista; sabía que estaba vencida. Le pregunté qué quería, casi con mi voz desfalleciente, conociendo de antemano la respuesta. Siempre me calentaste, putita? no me canso de mirarte el culo??Me dijo el turro, mientras se acomodaba en el sofá principal.?Para empezar, me gustaría ver de cerca esas tetas hermosas?? Dijo.Me puse roja de furia; pero no me quedaba otra cosa que obedecerle; así que muy despacio levanté mi camiseta de algodón por encima de mis hombros. Ese día no llevaba corpiño, así que mis tetas quedaron a la vista de mi dominador.Lo peor de todo era que, debido a la bronca y la excitación, mis pezones me habían traicionado, poniéndose durísimos.?Ah, esas tetas son una belleza? y esos pezones bien duros???Te juro que te mataría, hijo de mil putas?? Le dije furiosa e impotente?Carlos miró a su alrededor y detuvo su vista en la botella de whisky favorita de mi esposo, que estaba sobre el modular del comedor.?Podrías servirme un vaso, Anita?? Preguntó sonriendo.?Ni lo sueñes?? Respondí tratando de dominar mi bronca.?Entonces a cambio vas a tener que chuparme la verga???Sos un hijo de puta!!? Le grité a la cara.?Soy el hijo de puta al que le vas a chupar la verga? Rió sacando la pija.Vencida por las circunstancias, comencé a acercarse. Esa dominación de la que era objeto estaba comenzando a excitarme un poco. Pero logré esconder esa sensación debajo de una cara de desprecio. Mi mano fue directamente a esa pija endurecida mientras me arrodillaba entre las piernas de mi vecino.?Con tu linda boca; no me interesa con tus manos?? Me aclaró.Quise insultarlo una vez más, pero no pude; ya su verga estaba a pocos centímetros de mi boca y de manera reticente abrí mis labios rojos?Sorpresivamente Carlos me tomó por la nuca y en un rápido movimiento me hundió su pija en mi boca. Ajusté mi mano en torno a esa cosa invasora, mientras mis labios se ajustaban al contorno. No pude evitar cerrar sus ojos, como tampoco la calentura que se adueñó de mi cuerpo; que ya me sestaba traicionando otra vez. Sentí que mi concha comenzaba a humedecerse, mientras ese turro me obligaba a tragarme su pija entera?En pocos instantes me encontraba recorriendo todo el largo de esa larga verga con mi lengua hacia abajo. Carlos suspiró de placer:?Nunca imaginé que serias tan buena chupando una pija, Anita??Con cada palabra humillante que él me decía, aumentaba mi deseo de ser dominada por ese turro.?Te voy a llenar esa linda boca con leche caliente?? Me advirtió.No le respondí; aunque hubiera querido gritarle que lo hiciera sin culpa?Mi mano subía y bajaba, mientras mis labios seguían lamiendo esa pija.El resultado no se hizo esperar. De repente un potente chorro de semen me colmó la boca. Me tragué todo y no pude evitar sonreír?Carlos tembló entre mis manos y luego abrió los ojos para mirarme.?Quién es tu dueño, putita??? Me susurró mirándome a los ojos.?Vos?? Respondí con la voz temblorosa, sin rehuir la mirada.?Querés que te coja, putita??? Continuó interrogándome Carlos.?No? por favor?? Le mentí, mientras le daba los últimos chupones a esa verga tiesa que parecía no querer perder su dureza en lo más mínimo. Carlos se puso de pie y me atrajo hacia arriba tomándome por mis brazos. Me llevó hasta la mesa y allí me hizo recostar de frente, haciendo que aplastara mis tetas contra la tabla fría. ?Por favor?no me hagas esto? Le rogué con voz apenas audible. Pero Carlos ya no me escuchaba. Giré mi cara hacia él, pero ya no pude articular otra palabra, mientras ese turro lentamente me levantaba la minifalda por encima de la cintura y me bajaba la tanga hasta las rodillas. Con mucha suavidad, Carlos comenzó a recorrer con sus manos mis nalgas desnudas. Yo suspiraba inmóvil con cada caricia. Los dedos de él se deslizaban por mis muslos; se adentraban hasta la parte interna para luego subir con extrema suavidad. Apenas rozaban los labios vaginales se desviaban nuevamente hasta mis nalgas, recomenzando el recorrido. De repente escupió y pude sentir su saliva escurriéndose entre mis cachetes, llegando hasta mi ano.Con un dedo él comenzó a jugar alrededor de mi estrecho orificio anal, introduciendo luego apenas la punta. Mis músculos se contrajeron, pero no pude evitar que ese dedo invasor me lubricara. A medida que él más introducía su dedo, más me relajaba yo y mis leves suspiros apenas audibles se iban convirtiendo en jadeos muy suaves. ?Te voy a hacer la cola, Anita? como siempre soñé?? Dijo suavemente.?No?por el culo no?no me hagas eso ?Le supliqué, mientras movía mi trasero al compás de su juego dactilar? Sentía mi ano ya levemente dilatado, por lo que su dedo entraba y salía con extrema facilidad. Más saliva cayó directamente en el orificio. Yo no podía pensar claramente; estaba sobrepasada por la calentura.En el primer instante pareció que entraba el mismo dedo grueso, pero la penetración fue bastante violenta y su dura verga se deslizó casi sin resistencia hacia adentro. Pude sentir cómo mi culo se abría de manera obediente al paso de la pija de Carlos. ?Despacio, por favor; no seas tan bruto? está muy dura?? Gemí.Me aferré al borde de la mesa y giré mi cabeza para mirar a Carlos.El tipo ahora atropellaba con todas sus ganas; mientras me tomaba por los cabellos y me llevaba mi cabeza hacia atrás. Perdí el control?Me desmoroné sobre la mesa, mi boca se abría desmesuradamente exclamando mi placer con cada gemido y aullido. ?Vas a ser mi puta, Anita? me escuchaste?? ?Sí?sí? soy tu puta?? Respondí sin dudarlo. ?Desde ahora tu culo es mío?solamente mío?? Insistió él.- ?Sí? es tuyo, todo tuyo?hijo de puta?? Suspiré, sintiendo esa verga?Sus arremetidas eran rápidas y profundas cargadas de mucho ímpetu. Una de sus gruesas manos se había apoderado de mi cintura y yo me sentía apenas un juguete que él utilizaba a su antojo.?Te gusta que te haga el culo?? Me preguntó riéndose. ?Sí?sí?sí? me encanta? Seguía repitiendo yo, desesperada.Todo se volvió borroso de repente; incluso la voz de Carlos. Lo único patente que yo sentía era la dura y gruesa verga de él entrando y saliendo a voluntad de mi indefenso culo. Los gemidos se volvieron jadeos, mis propias manos se aferraron con más fuerza al borde de la mesa y mis rodillas flaquearon. Un intenso orgasmo se hizo presente de forma avasalladora mientras mis nalgas se estrellaban una y otra vez contra la verga de ese turro. ?Ahhh, hijo de puta? me vas a hacer acabar? Exclamé de repente.Carlos gemía profundamente mientras su semen caliente invadía mi ano.Yo jadeaba suavemente y no podía dejar de hacerlo pues mi propia acabada parecía eterna. Por varios minutos me vi sometida al imparable goce de ese tremendo e interminable orgasmo. Mi vecino comenzó a aminorar el ritmo, mientras su verga perdía de a poco la dureza. Yo podía sentir su semen deslizándose entre mis muslos. Permanecí inmóvil, recostada aún sobre la mesa. ?Me pareció a mí? o gozaste como una perra???Me preguntó él turro.?Hijo de puta? vos me obligaste? Dije, tratando de justificar mi goce?Carlos largó una carcajada y me tomó de un brazo, haciéndome girar.Me moví con suavidad, pues no tenía la menor posibilidad de oponerme. La mano de Carlos fue directamente a buscar mi vagina humedecida.Con rapidez y facilidad un par de dedos se adentraron en mi concha, ya que abrí mis piernas sin ofrecer resistencia. El goce fue inmediato mientras ese tipo comenzaba a acariciar mi clítoris.Me abracé a él y le supliqué sollozando en su oído:?Basta por favor? no me hagas esto??Pero mi propio cuerpo gritaba otra cosa, pues nuevamente era sometido a un vendaval de sensaciones. Esos dedos traviesos eran dueños por completo de mi concha hambrienta y también de mis gemidos y jadeos??Vamos, putita? quiero verte acabar otra vez? en mis dedos??Me comió la boca para acallar mis gemidos, mientras un nuevo tremendo orgasmo volvía a apoderarse de mi cuerpo, haciéndome temblar entre sus brazos.Cerré los ojos y perdí el equilibrio. Ahora él parecía sostenerme mientras seguía moviendo sus dedos, haciéndome jadear sin control alguno.Mi boca me traicionaba, dibujando una enorme sonrisa de placer y satisfacción. Mi vecino ya me había robado dos tremendas acabadas. Carlos por fin buscó sentarse en una silla, y me hizo ubicarme a horcajadas sobre él. Me relajé y apoyé mi cabeza sobre su hombro, mientras él me acariciaba la cola.?A partir de ahora, te voy a coger cuando a mí se me antoje?? Me dijo.?Sí, eso ya lo sé?? Atiné a responderle, sintiéndome muy relajada.?Vamos a empezar ahora mismo?? Insistió él, aferrando mis caderas.Yo cerré mis ojos y comencé a descender sobre su verga dura?


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